Tras los excesos de las navidades, todos nos proponemos de alguna manera, cuidar nuestra alimentación. Enero suele ser un mes donde las consultas de nutricionistas, endocrinos y salas de gimnasio estan a rebosar. Muchos e quedan en el camino, por entender que la opción de controlar nuestra salud cuesta demasiado. Y no es así. Si comprendiéramos que comer bien, sano y saluable no es sinónomo de privaciones sería fantástico ver que se puede comer y disfrutar de la mesa sin tener que pasar por ningún régimen que lo único que consigue es hacernos perder los nervios y la sonrisa. Come de todo, excepto aquello que sabes por sentido común que es dañiño para tu salud, y no solo porque engorde (dulces industriales, comida elaborada sin garantía, bebidas endulzadas, azucaradas, snacks de baja calidad, embutidos sin control, etc...).
Come despacio, mejor en compañía, y dedícale al menos 20 o 30 minutos, masticando bien los alimentos y siempre sentado (está demostrado que comer de pié y solo aumenta la ingesta de alimentos).
Ten en cuenta que los alimentos o platos demasiado grasos, muy condimentados o picantes, y los excesivamente azucarados provocan digestiones más lentas y pesadas y así, ¿quiémn puede trabajar después?.
Procura no utilizar condimentos fuertes que irritan la mucosa gástrica y aumentan la acidez (es preferible condimentar con hierbas aromáticas)
No bebas mucho durante las comidas, o justo después, porue los jugos gástricos se diluyen y se retrasa la digestión
Evita raciones grandes, bebidas muy frías o muy calientes, alcohol y bebidas excitantes (alcohol, café o té)
Y por último, cómo no hacer referencia a nuestro amigo el "estrés": ya sabes, no es un buen aliado para la alimentación sana. Así que, ya sabes, practica yoga, relajación, meditación...ya es hora de que lo integremos en nuestra vida. Aún hay muchísima gente que lo desconoce