1 de abril de 2014

Alergia alimentaria

Cuidamos nuestra alimentación, sí, pero a veces no es suficiente. Hay algo que no hace sentirnos mal: dolores abdominales, hinchazón, urticaria, dolor de cabeza, etc... La alergia alimentaria no es fácil de diagnosticar. El cuerpo reacciona de manera adversa a ciertos alimentos. Pero hay que diferenciar entre intolerancia y alergia. La alergia alimentaria es una respuesta rápida de nuestro organismo a las pocas horas de haber ingerido el alimento. La intolerancia, por el contrario, es una reacción retardad, con manifestaciones menos evidentes y que no aparecen en el momento, por lo que resulta difícil relacionarla con los alimentos ingeridos. Hoy en día, se hacen análisis de sangre muy precisos que analizan más de 200 alimentos. En estos análisis se revela la intolerancia a algunos alimentos como la avena, trigo, arroz, leche de vaca, almendras, cacahuetes, huevos, legumbres, pomelo, kiwi, melón. Una vez diagnosticado es recomendable eliminarlos de nuestra dieta, guiados por un experto en nutrición, dietista, médico, que nos guiará sobre cómo comer de forma saludable y deliciosa sin dejar de tomar nutrientes y sustancias imprescindibles.


Una de las intolerancias más frecuente es al glute. El gluten es una glucoproteína que se encuentra en casi todos los cereales más comunes (trigo, centeno, avena cebada). Es una proteína muy nutritiva pero tambien puede resultar indigesta. Si se tiene intolerancia los problemas estarán relacionados con el sistema autoinmune, originando lesiones en la mucosa de las paredes del intestino delgado. Esto impide la absorción de nutrientes y puede originar síntomas como vómitos, dolor abdominal, diarrea, asma, tos, rinitis, laringitis, dermatitis y otros. Es fundamental saber diagnosticarlo.

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