30 de enero de 2014

Pescados de acuicultura

En muchas ocasiones no nos resulta fácil adquirir pescado salvaje, bien por su elevado precio, por condiciones de control, etc...El desarrollo de la acuicultura permite comer pescado durante todo el año, de una gran calidad y respetando el medio ambiente, sin tener que esperar a los de temporada que muchas veces no resultan asequibles a todos los bolsillos. La lubina, la dorada y el rodaballo se crian recreando sus condiciones marinas, mientras que la trucha y el salmón lo hacen en agua dulce, alimentados con piensos ecológicos y respetando sus ciclos naturales de crecimiento. La trucha admite recetas que refuerzan su sabor, con jamón, almendras, ajos, frutos secos...El salmón resulta delicioso en papillote, en su propio jugo (en papel albal, vegetal o en los modernos útiles de silicona), añadiendo cebollino, puerro, eneldo, un chorrito de limón, unas bolitas de pimienta rosa...y en tan solo 10-15 minutos. La lubina, al horno, con patatitas t tomates cherry, la dorada a la sal
Rodaballo con nueces
Ingredientes para 4 personas:
  • 4 lomos de rodaballo sin espinas (800 gr)
  • 100 gr de nueces (puedes sustituir por piñones o avellanas)
  • 2 dl de nata para cocinar
  • unas hebras de azafrán
  • sal
  • pimienta negra
  • aceite de oliva virgen extra
  • patatitas pequeñas al vapor
Para la salsa, picaremos las nueces haciendo como una pasta. Ponemos una sartén al fuego y doramos las nueces para que suelten su aroma, pero sin que se nos quemen. Incorporamos la nata y las hebras de azafrán y dejamos cocer lentamente hasta que espese. Retiramos del fuego y le añadimos una yema de huevo, hogeneizando la salsa con unas varillas. Ponemos los lomos de rodaballo en bandeja de horno, salpimentamos, rociamos con un poco de aceite y llevamos al horno, precalentado a 170º, unos minutos, hasta que veamos el pescado blanco (unos 10 minutos). Sacamos del horno y colocamos sobre una fuente con unas patatitas cocidas al vapor y rodeamos con la salsa. Podemos decorar con un poco de cebollino picado y un hilillo de aceite de oliva virgen.

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