27 de octubre de 2012

El tesoro del bosque

La trufa

Cuando llega el otoño comienza en los encinares y robledales una búsqueda enfermiza por encontrar uno de los productos más delicados que pueda encontrarse bajo tierra: la TRUFA escondida en terrenos quemados, donde no crece la hierba. No resulta fácil encontrarlas, hace falta la ayuda de animales, cerdos, jabalíes y perros adiestrados para esta función única.
Unas simples ralladuras de trufa convertiran un plato de carne, pasta o embutidos de exquiíitos en sublimes. Las trufas blanca y negra, (se pueden encontrar muchas otras) son las que mayor valor culinario poseen. La trufa blanca del Piamonte es la más apreciada y es entre los meses de octubre a enero su momento óptimo de recolección. Es extremadamente delicada, muy perfumada, sensible al calor y también, muy escasa. De ahí su alto precio. La trufa negra es más abundante, se halla en zonas boscosas de Francia y España y su recolección va de mediados de noviembre a la primavera. Tiene carne dura y perfume y sabor amargo. Se consume desde el antiguo Egipto y fue considerada afrodisíaca por griegos y romanos. En la Edad Media se consideró fruto prohibido y no fue hasta el Renacimiento que volvió a tener lugar entre los platos más exquisitos

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